Agencia de Noticias Panamá

Casco, Santa Ana y la Gentrificación

Mucho se ha hablado de la gentrificación del Casco Antiguo de Panamá, pero realmente no se ha hecho un análisis profundo del tema, y muchas veces se ha demonizado el embellecimiento de este conjunto monumental histórico fundado en 1673, luego de que la antigua ciudad de Panamá fue destruida en 1671, luego de un ataque pirata liderado por Henry Morgan.

La nueva ciudad empezó a florecer y fue testigo de muchos eventos que pasaron a su alrededor como la construcción del ferrocarril, la construcción del Canal por los franceses, la independencia de Panamá de Colombia y la construcción del Canal por los gringos. La ciudad tiene vestigios de muchas culturas que pasaron por nuestra ciudad, y tiene mucha combinación de arquitecturas.

A pesar de ser declarada dentro de la Ley de Conjuntos Monumentales con la Ley 91 de 1976, así como edificios y estructuras específicas como Las Bóvedas, la Catedral Basílica Santa Maria La Antigua y el Arco Chato del Convento Santo Domingo, no es sino hasta 1997, después de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuando se empieza a hacer un esfuerzo por rescatar el Casco Antiguo.

A partir de esto, así como la inclusión de ciertos beneficios fiscales para la reconstrucción de los edificios del área, buscando el embellecimiento de esta, fue que vemos como ciertos dueños de edificios, así como nuevos inversionistas empezaron la reconstrucción del Casco Antiguo, manteniendo ciertos estándares previamente establecidos por el gobierno.

Esto tuvo que incluir el desplazamiento de muchas de las personas que vivían legal e ilegalmente en los distintos edificios del Casco Antiguo por razones obvias. Pero este proceso todavía no está completo, tiene casi 30 años, y todavía se vienen dando los desplazamientos propios de la gentrificación.

Estos desplazamientos incluyeron uno en particular que quiero tomar como ejemplo, que era el Fuerte Apache, nombre que recibió el edificio que está en la parte de atrás del ahora American Trade Hotel y que está frente a la Plaza Herrera. Para aquellos que tuvimos la experiencia de trabajar en el área sabemos lo que representaba el Fuerte Apache, un edificio peligroso, en ruinas, y lleno de piedreros a los cuales teníamos que pagarles protección para poder estacionarnos y caminar libremente por el área.

También se de muchas familias que pagaban su alquiler y las desalojaron, unas de buena otras de mala manera, y también había familias que no pagaban nada de alquiler o que simplemente vivían en estos apartamentos de manera ilegal. Cuando llega la nueva era democrática a partir de 1990, y los presidentes realmente mandaban y ocupaban las oficinas del Palacio de las Garzas en el Casco Antiguo, es que vemos como el área se empieza a limpiar de malvivientes, ya que es tomada por el SPI, lo que ayudó a tener el control de esta.

Entonces, ¿qué es la gentrificación? De acuerdo con el website significados, el término gentrificación (proveniente del inglés gentry, «baja nobleza») se conoce a la transformación de un área geográfica delimitada que antes se encontraba en condiciones desfavorables, y que después de un proceso de rehabilitación se convierte en un nuevo polo comercial o residencial.

National Geographic describe este proceso como aquel donde los individuos afluentes, con educación superior, empiezan a moverse en comunidades que anteriormente eran pobres o de la clase trabajadora (en los Estados Unidos también se incluyen a vecindarios antes ocupados por los negros). 

La gente y los negocios que se mudan a estos vecindarios gentrificados tienen objetivos y metas diferentes con el modo de vivir de los antiguos pobladores de estas comunidades. Esto entonces hace que los costos suban vertiginosamente y se hace un cambio cultural tan grande que hace muy difícil a los antiguos residentes mantenerse en el lugar. 

Estos cambios hacen que las minorías, pobres o clase trabajadores tengan que irse – obligados o por la misma necesidad, pero al mismo tiempo, el vecindario cambia radicalmente en su belleza, y atrae mucha inversión tanto en la rehabilitación del vecindario como en los nuevos negocios que se establecen. Por lo anterior, la gentrificación se hace más difícil de evaluar que tan solo hablar del término per se, como la mayoría hace.

La pregunta seria, ¿no rehabilitamos estos vecindarios, que a todas luces muestran una oportunidad para que el mismo se transforme, so pretexto de mantener el status quo del vecindario para el beneficio de sus habitantes actuales? Imagínense si hubiésemos hecho esto con el Casco Antiguo, ¿todavía tuviéramos Fuerte Apache como un monumento a la vagabundería y la maleantería?

Lo que sí estoy de acuerdo es que si se debe hacer algo con los moradores del Casco Antiguo, aquellos que sí pagaban su alquiler, que no abusaban de sus arrendadores, aquellos que son familias que necesitan un lugar donde vivir. Existen muchos edificios en el límite de San Felipe y en Santa Ana, que se pueden convertir, inclusive manteniendo su fachada original, tal cual como se han hecho en algunos casos, y que se pueden convertir en edificios de alquiler para familias humildes del sector.

El sector de Casco Antiguo se ha convertido en un vecindario sumamente caro, y se buscan alternativas para los amantes del Casco Antiguo pero que no tengan los ingresos para estos alquileres o precios exorbitantes. De allí a que ya haya empezado la gentrificación de Santa Ana. Ahora, Santa Ana es más grande que San Felipe, por un lado, pero por el otro, es más peligroso. Ya se han empezado a rehabilitar edificios del área, y se han empezado a vender, como parte de Casco Antiguo, y aprovechando que el Parque de Santa Ana y la Iglesia de Santa Ana también están dentro de la Ley 91 de 1976.

Ha habido muchos ejemplos exitosos de rehabilitaciones de vecindarios, que se han convertido en gentrificación, todos con los mismos tipos de problemas y quejas. Empezando por uno de los favoritos de nuestro país como el viejo San Juan, la ciudad de Cartagena en Colombia, Nueva York (una ciudad con una experiencia de más de 30 años en gentrificación), Detroit (un proceso bastante negativo, ya que la ciudad ha experimentado una mala situación económica que no atrae inversionistas, pero al mismo tiempo desaloja a ciudadanos de vecindarios donde quieren hacer algún tipo de rehabilitación,  el Norte de Filadelfia ha venido sufriendo de gentrificación, pero no va más allá de maquillaje (adicionalmente, los vecindarios alrededor de Temple University se resisten a venderle a la universidad sus propiedades para que puedan hacer mas dormitorios para los estudiantes), y muchos más.

¿Va a seguir este tema de la gentrificación? Por supuesto. En un mercado libre, la oferta y la demanda son los que van a mandar y poner presión para que los residentes les vendan a inversionistas y luego estos a nuevos residentes con más dinero. Santa Ana es un ejemplo fehaciente de esto en Panamá, ya que allí no existen incentivos fiscales como en el Casco Antiguo, y aun así, existen inversionistas que se están arriesgando en este sector con mucha delincuencia a sus alrededores. ¿Van a tener éxito? Todavía es muy temprano para decirlo, pero los proyectos en Santa Ana, aun cuando los veo un poco altos en precio por metro cuadrado, son lo suficientemente atractivos, estéticamente hablando, como para atraer compradores.

Está claro que la gentrificación de los vecindarios va a favorecer a aquellos con los ingresos suficientes para pagar por estos lugares. Sin embargo, no todos los lugares van a tener un atractivo. Por ejemplo, una vez se termine con Santa Ana, difícilmente exista un atractivo para seguir con El Chorrillo, por ejemplo (sin embargo, el sector de La Exposición en Calidonia tiene muchas casas, todavía, que se pueden convertir en el nuevo punto de rehabilitación en Panamá. La gentrificación llegó para quedarse, no siempre es mala, y los gobiernos tienen que incluir soluciones para los “desplazados”, de manera que puedan seguir viviendo en sus mismos vecindarios con precios que puedan pagar. Esto no es tan fácil, pero tampoco imposible. Y recordar que tienen que tomar en cuenta la gentrificación en el planeamiento urbano.