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El reto de remediar el impacto ambiental y social de explotar el cobre en el corazón verde de Panamá

(Ciudad de Panamá-ANPanamá) First Quantum es la trasnacional canadiense que explota el rico yacimiento de cobre de la selva norte de Panamá en el distrito de Donoso, en donde 4.000 hectáreas son deforestadas para extraer el mineral en los próximos 30 años, por ello ya cumplieron una década de trabajo comunitario y de reforestación que les ha llevado a donar e invertir no menos de 150 millones de dólares en las 22 comunidades directamente impactadas.

En Panamá se le conoce como Minera Panamá, y su nombre legal es Cobre Panamá y tiene enemigos formidables entre grupos ambientalistas que aún pugnan por detener el proyecto más grande de inversión privada en el país, que ya lleva 6.700 millones de dólares, porque entienden que si la Corte Suprema el año pasado declaró inconstitucional el contrato con la Nación, de 1997 y renovado en 2017, pierde sustento jurídico.

Keith Green, gerente de país desde agosto pasado, en breve conversación con ANPanamá mientras se desarrollaba una gira organizada por Cobre Panamá por las comunidades impactadas por el proyecto, sostuvo que el fallo se refiere a la aprobación del estudio de impacto ambiental, pero eso “no detiene” la operación de la actividad y que la empresa cumple con el compromiso con el Estado panameño.

Green es un escocés, veterano diplomático de carrera quien fue llamado por First Quantum el año pasado para hacerse cargo de su proyecto en Panamá. “Yo estaba retirado como diplomático, pero surgió está oportunidad y aquí estoy instalado viendo como avanza”, comentó.

El ejecutivo acompañó discretamente un tramo de la jornada en las montañas de Coclé y Colón al grupo de casi 30 comunicadores que conoció los diversos programas de desarrollo comunitario, económico, educación, infraestructura, en los que la trasnacional ha puesto insumos, personal, materia prima, formación profesional, becas, entre otras acciones, para estar presente en la vida de los más de 50.000 panameños que viven alrededor de las 13.000 hectáreas de la concesión.

Miguel Jaén es el panameño que tiene diez años dirigiendo el equipo de trabajo comunitario por parte de la empresa, en los que ha aprendido a escuchar a todos, sortear los intereses creados y, destacó, “empoderar” a los pobladores para que se organicen y expresen la prioridad en sus necesidades colectivas en las que necesitaban más apoyo.

Desde “una cerca para que las vacas del vecino no se metan a comer la siembra del huerto escolar”, hasta la dotación de equipos con tecnología punta para los centros de salud de los pueblos, que permanecían olvidados, caminos, puentes, agua potable, son algunas de las obras tangibles.

Otra gestión en la que la empresa se ha convertido en facilitador es la traída de equipos donados desde el exterior, por valor de 1,5 millones de dólares, porque se hacen cargo de la logística y trámites aduaneros, comentó Jaén a ANPanamá en las puertas del centro de salud de La Pintada, uno de los beneficiados con el equipamiento moderno.

El compromiso de la empresa es reforestar 10.475 hectáreas, incluyendo las 5.900 donde desarrolla la mna, y el resto en el país, trabajo que empuja con mucho entusiasmo, y así lo trasmite, el panameño José Deago, quien no solo ve por la organización de los pobladores en torno a esta actividad, sino que encontró en dar el “valor agregado” de la producción de alimentos a los habitantes de los alrededores, la clave para que se entusiasmaran en reforestar.

Es así que el trabajo combinado les permite a los pobladores organizar la empresa DONLAP, acrónimo de Donoso y La Pintada, los dos municipios más poblados cerca del proyecto, que se ha convertido en uno de los principales proveedores de la mina, con una facturación anual cercana a los 1,5 millones de dólares, según lo testimoniaron los hermanos Bonilla, quienes dan fe del cambio en la calidad de vida de ellos y sus vecinos al poder convertirse en empresarios.

Café La Ceiba, productos DONLAP, son algunas de las marcas que van surgiendo en las montañas del centro de Panamá por el empuje de los campesinos y la asesoría técnica, donación de suministros e infraestructura de parte de Minera Panamá. No hacen falta palabras para explicar cómo se les ilumina el rostro a los pobladores cuando se les pregunta cómo ha cambiado su vida.

Pero Deago va mas allá, porque su tarea involucra crear el primer banco de semillas nativas en San Juan de Turbe para reforestar el área de la mina, “conservándolas para que tengan una vida de 200 años”, y es el primero y único de su tipo en Centroamérica, no comercial, que está por estrenar.

Semillas del codiciado y casi extinto cocobolo, del roble, cedro nacional, entre otras especies, son mimadas en estas instalaciones, junto a las galeras en donde se colecta, seca y germina las de café robusta adecuado para la altitud del lugar, que no llega a los 200 metros, y preparadas para soportar las inclemencias del tiempo. En 2019 produjeron más de un millón de plantones, y tiene sus sucursales en La Villa (Los Santos), David (Chiriquí) y Santiago (Veraguas).

Otro programa es el de becas, que ya suman 3.200, desde secundaria hasta la universidad, las que están permitiendo formar los primeros profesionales mineros panameños, además hay 69 centros educativos con huertos escolares que abarcan desde la producción sostenible hasta el emprendimiento.

Cobre Panamá ayudó a rehabilitar el Museo de Penonomé, última parada de la gira periodística, en donde sus autoridades explicaron la riqueza que alberga en historia prehispánica y de arte religioso del centro del país.

En esas instalaciones ya se aprecian algunos de los vestigios arqueológicos hallados en las tierras de la concesión, que está empezando a documentar el arqueólogo colombiano Fernando Bustamante, quien explicó a ANPanamá que todavía “no se ha establecido a qué grupo cultural podrían pertenecer” , pero algunos de los restos tienen más de 2.000 años de antigüedad.

Metates, morteros, cerámicas de barro, puntas de lanza, entre otros, son los instrumentos hallados y “ahora se está en la fase de pruebas científicas para analizar qué productos consumían”, entre otros exámenes.

Lo que sí está claro es que las culturas precolombinas ocuparon la selva tropical central panameña de manera prolongada, no solo las zonas costeras descubiertas en Sitio Conte o El Caño, documentados anteriormente por arqueólogos expertos, sino las alturas de lo que hoy se conoce como las provincias de Coclé (Pacífico) y Colón (Caribe).

Cobre Panamá tiene un 93 por ciento de avance de construcción, en junio pasado hizo su primera exportación del material cuprífero (31.000 toneladas) para su refinamiento en el exterior, gracias al adelanto en la obra de sus 9.000 operarios, más del 90 por ciento panameños, y espera aportar al producto interno bruto panameño anualmente el 3 por ciento de su ingreso bruto. Calcula que exportará 2.000 millones de dólares al año y que el ciclo de vida de la mina será de 34 años.