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Panamá en tiempos de crisis

Panamá siempre ha superado las crisis con muy buenas notas. De hecho, el haber aguantado el tener otra bandera en el territorio por tantos años, ha sido una de las mejores pruebas de resistencia y resiliencia. Pero más recientemente vivimos una crisis político económica de junio de 1987 a diciembre de 1989, y luego la última crisis mundial de 2008, tras lo cual nos convertimos en el paraíso del mundo para los depósitos al tener un sistema bancario seguro y conservador.

Entre 1987 aprendimos a vivir en guerra contra el desgobierno del sátrapa; a salir a las calles a tratar de sacarlos apunta de pito, paila y pañuelos; a vivir sin bancos por dos meses; luego a vivir sin nuestros depósitos que se habían convertido en CEDI’s después de la huelga bancaria; a vivir sin moneda fresca (les recuerdo que con las sanciones de Estados unidos el Banco Nacional no podía cambiar los billetes fuera de circulación y nos tuvimos que quedar con billetes desgastados y a utilizar monedas de colección, y hasta hacer trueque), a vivir del trueque; a trabajar menos de las 8 horas para conservar nuestros empleos, en fin, hemos hecho de todo para subsistir.

Y no va a ser una “pinche” gripe la que nos saque de nuestro camino. Pero para esto, debemos pensar fuera de la caja, adaptarnos a los cambios y a pelear con las botas puestas. Si ya en el 89 supimos salir de las adversidades sin que el gobierno nos ayudara, tampoco es el momento para que estemos con la lloradera para que el gobierno nos de recursos para salir adelante.

Es fundamental que entendamos que estas medidas de prevención se hicieron con el propósito de evitar que esta pandemia nos afectara como una epidemia en el territorio nacional. También es fundamental que sigamos instrucciones al pie de la letra y seamos precavidos, hasta donde podamos, pero que entendamos que todo debe seguir.

No pretendo decirles lo que tienen que hacer individualmente, mi columna de economía no es para esto, pero si darles diferentes formas de hacer negocio bajo condiciones adversas. Debe estar claro que, si no las hacemos y nos sacrificamos por un tiempo corto, al final no tendremos ni economía, ni gente ni país a largo plazo.

Lo primero es cuidar a nuestro recurso humano y de allí a que cualquier gobierno deba promover esto, y que en condiciones económicas extremas debamos cuidar la mayor cantidad de trabajo posible. Ahora mismo tenemos una ley de teletrabajo aprobada. Para los que no crean en la misma, en algún momento van a tener que utilizarla. Por el momento, además de las clases ya se ordenó el cierre de los centros de entretenimiento, y se ordenan precauciones para las empresas con más de 50 empleados.

Si un trabajador puede hacer el mismo trabajo en su casa que en la empresa, es muy importante que entendamos que es una buena solución. Si usted tiene un call center, empiece a buscar alternativas para el teletrabajo. Si es un puesto administrativo, puede hacer lo mismo en la casa que en la empresa. Los profesores pueden dar clases por diferentes plataformas gratis que existen en este momento, como si estuvieran en presencia de sus estudiantes. Y también hay formas de poder supervisar a los trabajadores en su teletrabajo, para los que todavía creen que es necesario estar todo el día supervisando a su gente para que trabaje.

Para los trabajadores que no puede mandar a su casa para que trabajen, piense en hacer un horario de trabajo de acuerdo a la demanda de su producto o servicio. Y si no hay demanda, búsquela. La gente tendrá que utilizar su producto o servicio mas temprano que tarde. Para los restaurantes, ofrezcan “ofertas de cuarentena”, con servicio de delivery incluido, y verán resultados inmediatos. Igual para los supermercados e hipermercados, ya que con las filas está muy difícil comprar, por lo que el servicio de delivery podrían incrementar aún más sus ventas.

Para los que les esté afectando su flujo de caja, tiene que buscar opciones. Recuerde que “Cash is King” y tiene que hacer lo posible para generarlo y para mantenerlo. Empiece a negociar con sus proveedores y acreedores para no soltar todo, pero no deje de pagar, ya que eso si afectaría la economía. Además, recuerdo que esto no va a durar mucho, son medidas a corto plazo, pero si todos ponemos un granito de arena, podremos pasar esta prueba con “A”.

Van a haber negocios que van a estar bien golpeados debido a la naturaleza de los mismos y a que la gente no podrá visitarlos por el miedo al contagio. Lo único que les queda a estos es renegociar sus pagos a proveedores y acreedores. No creo que nadie se niegue debido a las circunstancias actuales. Recuerden que después de la invasión los mismos proveedores renegociaron con todo el mundo sus deudas y siguieron despachando a crédito.

No creo que lleguemos a obtener los 18 meses sin pagar las hipotecas como en Italia, pero de repente si pudiéramos conseguir algo de tiempo para pagar los préstamos y tarjetas de crédito y/o la congelación de la deuda por un tiempo determinado, con el propósito de aliviar el flujo de caja de todos.

Pero la Superintendencia de Bancos si puede hacer cosas para que la banca funciones un poco más suelta. Como por ejemplo ser más flexibles con los préstamos que caigan en mora, de manera que no se castigue la reserva de los bancos. Esto quiere decir que la banca panameña pudiera extender plazos de prestamos y líneas de crédito, de manera que se aliviara el flujo de caja de las empresas en este momento. Por otro lado, aunque el costo de fondos de los bancos en Panama pudiera tener algo que ver con los Fed Funds (que acaban de bajar a entre 0% y 0.25%), Panama tiene en su costo de fondos los intereses pagados a sus clientes, con los cuales no puede jugar tan fácilmente – pero el gobierno pudiera tomar medidas con este respecto.

El gobierno también pudiera ofrecer prestamos de emergencia a los bancos, a un interesa tipo Fed, para que ellos a su vez puedan ofrecer los mismos a las empresas que lo necesiten por esta emergencia. Para esto, también la Superbancos debe ser mas flexible al ver estos créditos, ya que no cumplirían con todo lo que siempre se exige para el otorgamiento de préstamos (acabo de leer el comunicado de la SBP, y además de que le faltan mas cosas para ser mas flexibles ya que el momento lo amerita, también el mismo es demasiado escueto y no es claro).

No desfallezca, no cierre del todo – a menos que el gobierno lo ordene. Las empresas distribuidoras de productos de consumo van a tener que seguir prestando sus servicios y seguir vendiendo, ya que, si no, se formaría un caos por sus productos. Los supermercados, mini super, tienditas, farmacias y similares, van a tener trabajo de sobra con la cantidad de clientes demandando los productos, no solo de limpieza y aseo personal, pero también los otros. Pudiéramos ver algo de empleo en estos lugares, por lo menos temporal.

Pense que en los puntos que había dado el Presidente en su conferencia de prensa donde declaraba el estado de emergencia, se iba a incluir el tema de la DGI, sin embargo, acaba de salir la Resolución 201-2270 de la DGI, donde no dice nada fuera de lo normal. Yo esperaba una moratoria en los pagos de todos los impuestos, por lo menos hasta el mes de Junio, de manera que los empresarios no tuvieran esta preocupación para el flujo de caja.

Lo importante es seguir de cerca lo que pasa, para poder aprovechar las oportunidades que vayan saliendo. Estar preparados, estar vigilantes, planificar, “pensar fuera de la caja”, actitud positiva, son las cosas principales que debemos tener en cuenta en tiempos de crisis. Es mejor sacrificarnos por dos o tres meses, que no tener nada después. Amárrese el cinturón, no pierda la calma, piense fuera de la caja, reinvéntese y no se desanime que esta situación no debe durar mucho si seguimos las reglas para el control del coronavirus.

Después de esta crisis, el mundo y Panamá cambiarán radicalmente. Los efectos de la misma no los veremos tan a corto plazo, pero veremos cosas buenas y otras no tan buenas. Lo único que nos va a quedar es adaptarnos y seguir adelante en un mundo que ya cambio.