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Panamá a puerta cerrada

Lo hizo Argentina, encerró a todo el país de primero, y Panamá empezó este fin de semana parcialmente, se trata de regular la movilidad de las personas tendiendo cercos epidemiológicos de obligatorio cumplimiento, a ver si la gente entiende que no estamos de vacaciones sino en alerta roja sanitaria, nos van a tener que imponer la inamovilidad domiciliaria por unos 15 días para que la pandemia de Coronavirus entre en fase de control y disminución.

De acuerdo con varios profesionales de la salud, estamos en el momento crucial en el que debe explotar el número de contagiados, y ello puede atenuarse si cumplimos el aislamiento recomendado para no ser víctimas ni difusores del Covid-19, así de sencillo, pero es un reto de vida o muerte.

El director de la Caja de Seguro Social, Enrique Lau, dijo que se había logrado “una pequeña victoria”, al darse de alta al primer paciente que supera la enfermedad, y tiene razón, es un primer logro efectivo, ahora toca seguir la fase de convalecencia porque hay reportes de posibles recaídas y de que el paciente sigue contagiando hasta dos semanas después de superar la infección, o sea, a nadie se le ocurra buscar a esa persona para entrevistarla, debe seguir en aislamiento.

Por eso no nos extrañemos que la próxima semana se ordene el encierro de todo el país y la reducción al mínimo de las actividades públicas y privadas desde Punta Burica hasta Cabo Tiburón, lo que complementará el cierre del espacio aéreo comercial por un mes, solo entra carga y por acciones humanitarias.

Prácticamente el país está preparado para asimilar el impacto económico de la crisis con las medidas que ya adelantó el gobierno de auxilio a los más desprotegidos, lo que sí hay que afinar muy bien es la asignación de los recursos, que son de todos, y que no pase con los diferentes subsidios creados anteriormente en donde se favorecía a gente que no los necesitaba.

Tenemos las herramientas, tenemos la tecnología, tenemos el personal, nos falta la voluntad ciudadana plena, porque todavía hay gente indiferente que sigue paseando por la Cinta Costera, que sigue reclamando que la Lotería esté abierta, que se burlan del toque de queda, que siguen vendiendo licor clandestinamente o dando servicios de cosmetología a lo calladito, ese juegavivo nos puede matar, entérense, o que un familiar muy querido acabe sufriendo males permanentes o fallecer y ya será muy tarde para arrepentimientos, toquémonos el corazón, ¿tenemos una piedra? No creo, seamos solidarios con el que menos tiene, seamos HUMANOS.