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COP28: McKinsey detalla el camino hacia la descarbonización y las metas Net-Zero para 2050

(Ciudad de Panamá-ANPanamá)  Los 200 países reunidos en la COP28, celebrada en Dubái, acordaron abandonar el uso de petróleo, gas y carbón para el año 2050. Este consenso representa un desafío y una oportunidad para la transición energética necesaria a fin de mitigar el calentamiento global y diversificar hacia fuentes de energía más limpias.

Según la consultora McKinsey & Company, el análisis de la Perspectiva Energética Global 2023 destaca que abordar los desafíos tecnológicos en la transición energética mediante innovación, desarrollo de infraestructura y regulación será crucial para alcanzar los objetivos de emisiones net-zero, alineados con el Acuerdo de París.

El informe revela que, en el caso de los combustibles fósiles, el crecimiento total ha comenzado a desacelerarse, anticipando una disminución de la demanda en los próximos 2 a 7 años. Se proyecta que, si se cumplen los compromisos adquiridos, la demanda de petróleo se reducirá casi a la mitad para 2050, impulsada por la desaceleración del crecimiento de los parques automotores, mayor eficiencia en los motores y electrificación del transporte.

El aumento de las energías renovables podría reducir las emisiones en un 71% para 2050 en comparación con los niveles actuales, a pesar del incremento en la demanda. Los hallazgos indican que superar los obstáculos relacionados con la disponibilidad de tierras, infraestructura, manufactura y otros será crucial, ya que la transición debe ocurrir a un ritmo cinco veces mayor que el actual.

Las tecnologías de mayor crecimiento, como la eólica, solar, vehículos eléctricos, hidrógeno verde y bombas de calor, podrían representar hasta el 85% de la generación eléctrica mundial para 2050. Sin embargo, se señala que estas tecnologías son vulnerables a cuellos de botella, especialmente en suministro de materiales, destacando la necesidad de una colaboración global.

El consumo mundial de energía podría disminuir hasta un 6% para 2050 en un escenario de compromisos alcanzados, impulsado por la electrificación de sectores. La demanda de hidrógeno se espera que aumente de dos a cinco veces para 2050, con un crecimiento significativo en nuevas industrias.

McKinsey destaca el papel crucial de Latinoamérica en la transición, con un potencial renovable significativo y la capacidad de exportar electricidad renovable. Además, se estima que las inversiones anuales en el sector energético podrían crecer entre un 2% y un 4% anual, alcanzando entre US$2 y US$3.2 billones de dólares en 2040, con un enfoque destacado en tecnologías de descarbonización.